Los locos de la natación practican su deporte todo el año. Si eres de l@s que tiene una piscina climatizada en casa, o acudes una municipal a entrenar, sabrás que en estas instalaciones hay una humedad relativa elevada, donde se dan las condiciones adecuadas, el caldo de cultivo óptimo, para la aparición y proliferación de los temidos hongos en la piel, lo que se conoce popularmente como «el pie de atleta» y la onicomicosis (los hongos que crecen en las uñas).
Aunque no te haya pasado nunca, se estima que al menos un 8% de los usuarios habituales de las piscinas se ven afectados por una infección de hongos. Y según los expertos, es más frecuente en adultos que en niños.
Por supuesto, que no te haya pasado nunca, no significa que no te pueda suceder. Los hongos crecen en lugares con mucha humedad y calor (las piscinas climatizadas son un escenario perfecto, así como las saunas, los vestuarios del gimnasio…), y no hay personas inmunes a su acción.
El contagio es muy rápido, sólo con pisar el suelo infectado de hongos, ya puedes llevarte el disgusto y la incomodidad de tener que lidiar con estos parásitos (dermatofitos se llaman). Por supuesto, luego puedes desplazar el contagio por cualquier parte de tu cuerpo, si tocas tus pies infectados. También puedes contagiar a cualquier persona.
Las sensaciones son incómodas y suelen ofrecer siempre la misma sintomatología:
-Los pies suelen picar mucho, incluso hasta sentir escozor o sensación de abrasión.
-La piel se enrojece por determinadas zonas (entre los dedos principalmente).
-Suelen generar un mal olor.
-La piel se agrieta, en ocasiones se descama, y adquiere tonos blancuzcos, como de pies resecos.
Por todo esto, si experimentas alguna de estas sensaciones, lo mejor es que acudas a un médico para que disipe tus dudas. Y en caso de tener una infección por hongos, te pondrá un tratamiento con antifúngicos que no deberás dejar hasta que tu médico te recomiende.
Como dice el refrán, «más vale prevenir que curar». Pues con esto de los hongos de la piscina debemos poner bien de manifiesto este dicho popular, ya que, como decimos, son de fácil contagio y nadie se escapa de sus efectos.
-En la piscina, lleva siempre zapatillas de goma, no camines descalz@, sobre todo por las zonas donde siempre hay humedad (en la piscina climatizada siempre hay muchísima).
-Siempre que entres o salgas de la piscina, es aconsejable darse una ducha con agua corriente que arrastre la mayor parte del microorganismo de nuestra piel.
-No te quedes mojad@. Sécate bien cuando estés fuera del agua, sobre todo en las zonas donde más pliegues tenga la piel y el espacio entre los dedos de los pies, las ingles…
-No utilices toallas, albornoces, chanclas o cualquier otra prenda de otras personas.
Esperemos que todos estos consejos te sean de utilidad y que sigas disfrutando a tope de la piscina climatizada este invierno. Si te ha gustado o parecido interesante nuestro artículo, compártelo con tus amigos y conocidos! 🙂
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[content_box title=»Qué son los hongos» backgroundcolor=»#28fcfc» icon=»fa-exclamation-triangle» iconcolor=»» circlecolor=»» circlebordercolor=»» iconflip=»» iconrotate=»» iconspin=»no» image=»» image_width=»35″ image_height=»35″ link=»» linktarget=»_self» linktext=»» animation_type=»0″ animation_direction=»down» animation_speed=»0.5″]Los hongos son microorganismos invisibles y muy resistentes. Puedes contagiarte y no sentir sus efectos, ya que tienen la capacidad de resistir durante meses en estado vegetativo en nuestro cuerpo. Su hábitat ideal es un ambiente húmedo (como el que se da en cualquier piscina) y con temperaturas elevadas entre 22º y 28º. Cuando se dan esas condiciones idóneas, el hongo encuentra el mejor momento para proliferar.
Aunque existen varios tipos de hongo, en las piscinas, el contagio más frecuente viene provocada por los «dermatofitos» que, cuando encuentran su momento, liberan sus esporas y empiezan a aparecer los síntomas.
Nota: hay tratamientos específicos para este tipo de contagio. Si muestra síntomas leves, se suelen aplicar cremas antifúngicas. Los tratamientos via oral suelen aplicarse para casos más extremos e infecciones crónicas. En cualquier caso, lo recomendable es que te vea un médico. [/content_box]
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